Una vez en la playa la niña no está bien. Se ha bañado un rato y luego no ha habido forma de hacerla disfrutar con nada. Creíamos que era por estar mal dormida pero la realidad es que tiene mocos y es un poco de catarro. Come mal y se toma paracetamol. Mano de Santo, a la media hora se encuentra mucho mejor y pide comer otra vez.
Después de una súper merienda con jamón York, leche y gusanitos, nos hemos ido a la piscina. Pero se nota que la niña no está bien y se cansa enseguida. En casa de nuevo nos duchamos y vamos a misa. Aitana está muy incómoda y volvemos a casa a cenar. Aún así se come una chuleta de cerdo como una campeona. Paracetamol y a la cama.
Un último apunte, en la iglesia vendían unas pastas de un monasterio de clausura. Comprar las es ayudar a las monjas y encima disfrutar, porque están muy buenas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.