Llevamos un año de pandemia. A principios de febrero de 2020 la epidemia China empezó a transmitirse por todo el mundo. La pandemia ha sido demoledora, ya van más de dos millones de muertos, y seguimos sumando.
Lo grave es la pandemia, no hay lugar a dudas. Sin embargo, desde el comienzo el gobierno nacional socialista comunista de España decidió hacer caja con la enfermedad en dos aspectos: aprovechar políticamente todo lo que sucediera y aprovechar para obtener de Europa los fondos que necesitan para su programa de demolición de las personas de bien. Y a eso se han aplicado sin descanso. Las consecuencias: el país con más enfermos, con más muertos, con peor crisis económica, con más destrucción de empleo, con más empresas cerradas y con más sanitarios contagiados. Alguien da más, pues sí, también somos el país con peores estadísticas en las residencias de la tercera edad. Ni siquiera los países del tercer mundo más pobres y deprimidos tienen peores estadísticas. Y eso que siguen haciendo vida normal.
Pero eso sí, había que "salvar" el verano (segunda ola que llegó aquí antes que al resto del mundo), la Navidad (tercera ola con más muertos del mundo) y ahora el día de los enamorados (parece ser que en Bilbao los restaurantes ya no dan más de sí para aceptar reservas).
¿Genocidio? Si alguien es capaz de decir lo contrario que lo demuestre.
