Hay que entenderla para no desesperarse. Las cosas siempre van a su ritmo tranquilo. Así ella se siente mejor. No controla el estrés y por eso prefiere hacer pocas cosas de cada vez, eso lo tengo claro.
Ha volado del nido hace ya mucho tiempo. Es imposible que vuelva a casa porque ya ha cogido su ritmo de vida y no le veo capacidad, ni ganas, de volver a adaptarse al nuestro.
La quiero, y la querré siempre, pero tengo claro que mi lugar es estar en la sombra para ayudarla cómo y cuándo ella quiera. ¡Qué decida sus tiempos!
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