miércoles, 22 de agosto de 2018

Vacaciones del verano 2018. Quincuagédimo quinto día

Hoy toca Valladolid.
Nos levantamos, desayunamos, nos vestimos y nos vamos.
El trozo de autopista hasta Santas Martas hace que el viaje dure 10 minutos menos y parece que llegas a Valladolid en un periquete.
Otro gallo es encontrar el médico de Ana. Una vez allí resulta que la consulta dura diez minutos, así que nos vamos sin más hasta Olmedo. El pueblo es pequeñito y comemos en un asador típico (pese a las buenas opiniones de TripAdvisor, no muy bien). Tras finalizar la comida Ana le hace sus regalos, un peluche de un caballo y el chándal de lady bug.
Después vemos la plaza mayor y tomamos un café en un bar de ella. Desde allí nos vamos al palacio del caballero de Olmedo y no entramos (la chica nos reconoce que ni siquiera es un palacio tradicional del pueblo, que es una casona habilitada donde se ven 7 habitaciones con sendos vídeos representando la famosa obra).
Para ver el parque Mudéjar aparcamos en el extraordinario balneario y cruzamos por un expectacular puente sobre la carretera. Una vez dentro descubrimos unas maquetas preciosas de las principales construcciones del Mudéjar de Castilla y León. Incluso en los dos castillos, Coca y Medina del Campo, se puede entrar. Además hay una maqueta de tren gigantesca que recorre todo el parque con estaciones como las de los pueblos de la comunidad. Muy bien.
Desde allí volvemos a Valladolid para terminar, como siempre, en Primark y la niña en el parque de bolas.
Después de dejar a Ana nos vamos a cenar a Medina de Rioseco. Hay bastante ambiente por las calles, se nota el pasado de la villa y los restos todavía están vivos. En recuerdo a papá ceno morro y mollejas.
De allí a casa con Aitana durmiendo en el coche, un paseo.

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