viernes, 3 de agosto de 2018

Vacaciones del verano 2018. Décimo séptimo día

Fin de las vacaciones en el sur. Nos levantamos sin prisa, porque vamos a dormir en Guadalupe y eso implica menos kilómetros que otros años. Son casi las 10 cuando por fin nos ponemos en marcha.
La ruta es cómoda y super conocida. Las marismas de Cádiz entre San Fernando y Puerto Real, la AP4 hasta Sevilla y el puente del Centenario (¡sin atascos!). Paramos en la gasolinera de Itálica donde comimos en el 2013 con Javier y Zulema. Aprovechamos para ir al baño, tomar un café y nos comemos los primeros bocadillos de tortilla.
En la A66 cruzamos la sierra mientras Aitana se duerme. Ha pasado infinidad de veces esta carretera y no puede sonarle porque siempre duerme. Al llegar a Mérida nos desviamos por las radial A5 hasta dejarla en Miajadas por las carreteras que conducen a la montaña. El paisaje va cambiando, con lomas y algo más de vegetación. En casi la hora de comer y nos paramos en Zorita a tomar una caña y un helado. Curioso nos da peor tapa que a los parroquianos.
Continuamos y pasamos un pequeño puerto con paisajes ya de montaña antes de llegar a Guadalupe.
El pueblo está casi vacío. Más tarde nos comentan que el mes de julio es el más flojo de todo el año. Entramos a ver la iglesia y continuamos con el monasterio. Justo hay una visita con guía a las cuatro y la aprovechamos. Nos enseña el museo de casillas, de libros, de esculturas, el coro y la Virgen. Todo impresionante y emocionante (besar a la Virgen emociona). Pero lo más espectacular es la sacristía que se asemeja a la capilla Sixtina en la firma, aunque pintada por Zurbarán en vez de Miguel Ángel. Espectacular es poco decir. Admiración y algo más, ...
Terminamos la visita en el claustro. Este es el sitio donde podemos hacer fotos. Está muy bien, con un kiosko central con forma de flor y dos galerías totalmente diferentes: la baja  románica y la alta mudéjar.
Después de visitar la tienda nos vamos al hotel y a comer. Escogemos un bar del pueblo donde había parado ya otra familia que había hecho la visita a la vez que nosotros. Curioso, en una de las mesas de al lado una familia francesa está viendo la final del mundial (que terminan ganando a Croacia por agotamiento de los croatas, que estaban jugando mejor). Probamos las morcillas típicas y una ensalada de pimientos bastante rica.
Nos damos un buen paseo por el pueblo rodeando el monasterio y vemos el parador, con un patio andaluz, las casas porticadas, el otro claustro del monasterio que ahora es una hospedería y las calles inclinadas con soportales típicas de los pueblos de la zona.
Aprovechamos para ir a misa al monasterio y después nos vamos a los columpios donde Aitana cena un potito y nosotros los bocadillos de tortilla que quedaban.
Al volver al hotel Aitana se cae y se roza la rodilla por lo que, sin cortame ni un pelo, meto el coche por una de las puertas de la parte antigua para dejarles en la puerta del hotel. La odisea viene después para llevar el coche a la salida, sobre todo la puerta en 90° del fin del pueblo.
Fin del día en una delicioso hotel donde nos regalan unos bombones riquísimos y una botella de vino que nos llevamos. Además los enseres de baño son completísimos. Se cumplen todos comentarios de la gente y las toallas tiene un tacto divino.

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