Empezamos la mañana del viernes en el Hotel "diplomatic" de Lisboa cogiendo el coche y bajando desde la plaza del Marqués de Pombal hasta la plaza del Rossio. Desde allí atravesamos la Baixa y llegamos a la plaza del Comerço, para girar a la derecha siguiendo el cauce del Tajo. Todo esto para anunciar la llegada a Belém, entrar en "los pasteis de Belém" y tomarnos un soberbio desayuno bien lleno de los maravillosos pasteles típicos de aquí.
Después viene la sorpresa: el maravilloso monasterio de los Jerónimos. No se puede decir nada porque es imposible describir la maravilla.
Una cosa que me sorprende es el camino entre el monasterio y la torre de Belém. Lo han transformado en una zona cultural con varios museos, galerías de arte y naves preparadas para artistas.
La torre de Belem es, fundamentalmente, bonita por fuera, porque dentro prácticamente no hay nada que ver. Sin embargo el día es precioso y la orilla del Tajo merece la pena. Tiempo habrá para comentar lo que nos depara la tarde.
miércoles, 24 de agosto de 2016
Vacaciones 2016. Undécima parte.
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