martes, 30 de agosto de 2016

Vacaciones 2016. Duodécima parte

Una noche nos vamos a cenar al pueblo marinero antiguo de Sancti Petri. La primera impresión es de abandono. Es evidente que hace años hubo aquí un poblado Marinero, aunque ahora no queda nadie. Sin embargo, ha resurgido con los dos o tres restaurantes que se abrieron junto al pueblo deportivo. Nosotros, en cualquier caso, no nos dirigimos a ninguno de ellos, nos vamos a la Cofradía de pescadores. Ningún lujo, pero comida exquisita a precios populares. Disfrutamos de las tortitas de camarón, dela carne maravillosa, de los pescaítos, ... al fin y al cabo estamos en Cádiz.
Después nos acercamos al centro de Sancti Petri, al mercadillo y a la feria. La niña disfruta como loca de las atracciones mientras Alfonso me aparece con una pulsera con la bandera española que me pongo orgulloso. La pena es que se compre dos días después.
Todo lo bonito que tiene el puerto pesquero y la zona de los hoteles donde nos alojamos, se pierde en esta zona de bares y pubs que se podría ver igual en cualquier punto de las costas del Mediterráneo. Pero es lo que quiere el turismo de masas, ¿qué se le va a hacer?

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