
- Adaptación de una de las novelas más conocidas de Agatha Christie. Narra la historia de un asesinato perpetrado durante un viaje en el legendario Orient Express. La investigación del famoso detective belga Hercules Poirot (Albert Finney) tropieza con grandes dificultades, pues los ilustres pasajeros disponen de una coartada que los excluye como sospechosos.
- Uno de los mejores repartos de la historia no garantiza una gran película. Guión pobre, no se recurre a la música como elemento tensor, fotografía pasable y dirección justita.
No es de las mejores de Lumet, por supuesto. Ni tampoco de las mejores adaptaciones de Agatha Christie. Pero, aún así, “Asesinato en el Orient Express” es una buena peli. Una peli que se ve con sumo agrado y que cumple -a mi juicio- con su objetivo esencial: entretener al público con las habituales pesquisas del detective de turno. En este caso, con todo un clásico. El perspicaz e inimitable Hércules Poirot.
Dicho esto, me gustaría hacer hincapié en uno de los aspectos más sobresalientes de la cinta de Lumet: la trama. Un aspecto fundamental en todas las novelas de Agatha Christie que Lumet consigue trasladar a la gran pantalla con un manejo de la narración francamente encomiable. Sin tiempos muertos. Sin agujeros. Sin rellenos. Sin incongruencias. Constatando como sin prisas -pero sin pausas- también es posible sostener el ritmo necesario para que la historia fluya con naturalidad. Con elegancia. Con armonía. Con sentido. Con lucidez. Y todo ello dándole cancha a la mayor concentración de estrellas cinematográficas.
Dicho esto, me gustaría hacer hincapié en uno de los aspectos más sobresalientes de la cinta de Lumet: la trama. Un aspecto fundamental en todas las novelas de Agatha Christie que Lumet consigue trasladar a la gran pantalla con un manejo de la narración francamente encomiable. Sin tiempos muertos. Sin agujeros. Sin rellenos. Sin incongruencias. Constatando como sin prisas -pero sin pausas- también es posible sostener el ritmo necesario para que la historia fluya con naturalidad. Con elegancia. Con armonía. Con sentido. Con lucidez. Y todo ello dándole cancha a la mayor concentración de estrellas cinematográficas.
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