Nos vamos al río a cenar y volvemos viendo la luna llena y con un paseo por la urbanización.
Domingo de paseo matinal por la isla y baño (Aitana se encierra de nuevo en su habitación y tampoco se baña) y paella esquisita del restaurante habitual. Nueva tarde de conversación en el sótano y baño antes de irnos.
El viaje a León se hizo corto porque fuimos viendo la puesta del sol (espectacular, como siempre).
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