viernes, 9 de septiembre de 2016

Vacaciones del verano 2016. Décimo sexta parte

Una mañana en Lisboa nos dedicamos a bajar por la avenida da Libertade. Es una avenida al estilo de la Castellana de Madrid, con lujosos edificios del siglo pasado y numerosas tiendas de las mejores marcas. Sin embargo, todo da apariencia desértica, apenas hay gente y da la impresión de poca clientela de lujo.
Al final de la calle, ya casi en la plaza del Rossio nos encontramos dos calles inclinadas, una a cada lado, que pueden subirse en tranvía. Nos inclinamos por la de la derecha y subimos al mirador de Sao Pedro de Alcántara. La subida es espectacular, aunque sólo la usamos turistas.
Llegados al mirador nos encontramos una placita con unas vistas de toda la ciudad espectaculares. Está poblada por pintores y todo tipo de casetas claramente enfocadas a los visitantes de la ciudad.
Tras las fotos pertinentes emprendemos un paseo por la parte alta, con lo que atravesamos la zona de ambiente, donde todavía hay restos de la noche anterior. Casi todas las casas están recubiertas de azulejos. Es precioso, aunque comentamos que esto queda bien aquí, pero no en España. Terminamos llegando al café A Brasileira, donde nos internamos a tomar un fantástico café y a realizar fotos. El local sigue acondicionado con un estilo que recuerda a las películas de espías de la II Guerra Mundial. Seremos muy peliculeros, pero es fácil imaginarse como un espía en la Lisboa neutral.
Una vez fuera no nos queda más remedio que sentarnos con Pessoa y someternos a la más típica costumbre turística.
Pero es media mañana y el paseo debe continuar, Lisboa no espera y todavía queda mucho por ver.

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