domingo, 11 de septiembre de 2016

Vacaciones de verano 2016. Vigésima parte

Estar de vacaciones en Cádiz, otra vez, es maravilloso por sí sólo. Ver de nuevo la luz blanca que hay durante todo el día, los atardeceres rojos de la costa, los maravillosos pueblos blancos, ...
Pero este año, además, nos depara una sorpresa inesperada. A los dos días de estar allí quedamos con Miguel Ángel y Ana para cenar en Conil. Increible, pero cierto. No encontramos cuándo ni donde cenar en León y, sin embargo, terminamos cenando a 800 km de casa.
Las calles de Conil todavía no presentan el lleno que tendrán dentro de unos días. A principios de julio aún no ha llegado la avalancha de turistas y se puede pasear sin estar permanentemente dando empujones.
 Cenamos en una terraza enfrente de la Iglesia y la Torre donde, dos años atrás, habíamos cenado durante la final del Mundial de fútbol. Aunque ahora, al  no haber fútbol, está bastante más llena. Aitana está un poco inquieta y se mueve bastante durante toda la cena, así que al final, le dejo la tableta y se entretiene ella sola.
Un paseo después nos lleva hacia la plaza principal y a comer un helado en una de las muchas heladerías que hay en la ciudad.
En definitiva, una cena distinta a muchísimos kilómetros de casa. Estos encuentros siempre "saben" mejor cuando se hacen lejos por lo increible que parece poder disfrutar con amigos en lugares inesperados.

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