Anya, una estudiante, es detenida en París como sospechosa de un asesinato. Hélène, su madre, viaja desde Berlín para socorrerla. Desde el comienzo, sabemos que Anya (Eden Ducourante) no dice toda la verdad, que oculta cosas, y la serie recorre el camino hacia un posible esclarecimiento del asesinato.
Esta serie belga tiene algunas ideas interesantes pero las plasma mal. Una madre perfecta no funciona bien ni como thriller ni como drama familiar. El guion tiene algunas inconsistencias (entre otras, la participación del abogado que contacta Hélène, ciertas alternativas de la investigación que emprenden ambos; y como drama, todo luce cansino y desganado, debido en parte a las frías actuaciones de Ducourant (sí, entiendo que oculta cosas) y de una Julie Gayet en el rol de una madre cuyo mundo perfecto se viene progresivamente abajo. Tampoco aporta mucho la subtrama que se desarrolla en Berlín con el padre y el hermano de Anya. Por otro lado, aparece la temática de la inmigración ilegal, y la serie logra transmitir algunos mensajes efectivos al respecto.
Anya tenía elementos para ser un personaje interesante, sobre todo por sus motivaciones, ocultamientos y contradicciones, que la serie expone, pero hay algo fallido en su puesta en escena y no generan mucho interés dramático.
La miniserie es muy breve y podría haber sido una película. Como suele ocurrir, el último capítulo levanta la puntería y el ritmo y la serie concluye con un final logrado.
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