La acción nos sitúa en Marte. En el planeta rojo, una pareja vive en vilo junto a su hija de corta edad. Parecen defender a sangre y fuego el refugio que les aisla de un lugar inhóspito, todo un erial. La poca añoranza con la cuál se refieren a la tierra, denota una civilización agonizante, que vive sus últimos estertores. Unas pintadas amenazantes, “este lugar no es vuestro”, desata los acontecimientos.
Rockefeller muestra capacidad para hacer mucho con poco. Una producción justita abriga un entorno reducido a su mínima expresión, a partir del cuál se atisba gusto visual y maneras para apuntalar tensión. Apenas media docena de personajes desfilan en la cinta, albergando un reparto que cumple.
‘Settlers’ transforma un ejercicio de supervivencia al uso en cruel dicotomía. La que enfrenta los dictados de la razón con la fuerza incontrolable de los instintos primarios. El deseo sexual, los males del confinamiento, la soledad, falta de expectativas y demás dilemas vitales, crean una atmósfera de creciente incomodidad. Llegado el clímax, la propuesta bebe y hace guiños a títulos referentes del género, aunque no pierde personalidad. Aseado debut al que no le hubiera sentado mal, mayor concreción en alguna de sus premisas.
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