jueves, 11 de septiembre de 2025

Películas del verano 2025 "The alto knights"

La película sigue a dos de los jefes del crimen organizado más notorios de Nueva York, Frank Costello (De Niro) y Vito Genovese (De Niro), en su pugna por el control de las calles de la ciudad. Tras haber sido los mejores amigos, unos celos mezquinos y una serie de traiciones les llevan a una colisión mortal que cambiará la forma de la Mafia (y de América) para siempre.
Dos leyendas de la mafia, Frank Costello y Vito Genovese, enfrentándose en una Nueva York donde el humo de los puros se mezcla con el de los disparos, pero lo que podría haber sido un combate de pesos pesados termina pareciendo más una pelea de borrachos en un bar de mala muerte.

La historia se mueve sin originalidad y sin terminar de funcionar, traiciones que se ven venir a kilómetros, alianzas que se rompen con la sutileza de un martillazo, y un guion que parece copiado de otras cintas del mismo género.

Lo peor no es la falta de originalidad, sino la sensación de que ni siquiera se esfuerzan en disimularlo, las escenas de poder están tan calcadas de "El Irlandés" que hasta dan gana de buscar a De Niro joven con deepfake.

Levinson dirige como si tuviera una checklist del género, la película es técnicamente impecable, pero tiene la chispa de un museo de cera, hasta el Nueva York de los 50, que debería ser un personaje más, se siente como un decorado de cartón piedra, bonito, sí, pero frío.

El ritmo es el gran enemigo, hay secuencias que podrían cortarse y nadie notaría la diferencia, y cuando por fin arranca la acción, Levinson las filma sin pasión y sobre todo sin ganas.

Lo único que salva la dirección son los duelos verbales entre Costello y Genovese, ahí la cámara se acerca, los planos se tensan, y por un segundo crees que la película despertará, hasta que vuelve a caer en el sopor.

Ver a Robert De Niro interpretar dos papeles debería ser como ver a Messi jugar contra sí mismo, en teoría, épico, en la práctica, es un ejercicio que se queda corto. El problema no es que De Niro actúe mal, nunca lo hace, sino que los personajes están escritos con tinta diluida, Costello es "el mafioso tranquilo", Genovese "el mafioso gritón", y así se quedan.

La fotografía tiene tonos cálidos que imitan el grano de las películas viejas, los trajes son impecables, y los coches brillan como si salieran de un concesionario de 1953, pero todo ese cuidado se pierde en la falta de audacia, es como si el equipo de arte hubiera dicho "Ya sabemos que esto funciona, ¿para qué innovar?"

Es una película que, a pesar de su ambición y su atractivo elenco, no logra destacar dentro del género de la Mafia. Aunque la interpretación de De Niro y la recreación de la época tienen mérito, la falta de una narrativa más arriesgada y la sensación de haber visto esta historia antes con mejor ejecución juegan en su contra.

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