Junto con King Kong (1933), la mejor película de aventuras para mí, sin ninguna duda. A finales de los cincuenta, se demostró que bastaba con ampliar el tamaño de lagartos e iguanas para, con un guión excelente, y unos actores extraordinarios, conseguir una película que lograra mantener al espectador sin pestañear durante toda la proyección.
Lo mejor de la cinta es su imaginación para desplegar la aventura surgida de esa expedición geológica hacia el centro de la Tierra. Sin lugar a dudas que no tiene el grado de detallismo de la novela en que se basa, pero sí hay un interesante despliegue visual desde los elementos escenográficos (aunque algunos resulten un tanto toscos por el paso del tiempo), desde el colorido y desde algunos efectos especiales.
Cinta para todo público que expone a la curiosidad y la sed de conocimientos humana como motor movilizador para que pueda surgir la aventura y con ella la fantasía propia del viaje hacia un lugar recóndito del que casi nada se sabe.
Sin grandes elaboraciones desde el argumento ni loables interpretaciones artísticas, la cinta se preocupa más por deslumbrar desde la acción y desde la ocurrente ambientación para recrear los inhóspitos y misteriosos lugares y criaturas de las profundidades terrestres, factores claves para que aún hoy día este filme sea recordado como un clásico de la aventura fantástica.
En fin, en la actualidad se la puede ver con una sonrisa en el rostro porque es innegable que resulta naíf e ingenua en sus variantes, pero no por ello deja de ser una válida opción para rememorar las películas de corte fantástico que asombraban a los espectadores de otras épocas
Lo mejor de la cinta es su imaginación para desplegar la aventura surgida de esa expedición geológica hacia el centro de la Tierra. Sin lugar a dudas que no tiene el grado de detallismo de la novela en que se basa, pero sí hay un interesante despliegue visual desde los elementos escenográficos (aunque algunos resulten un tanto toscos por el paso del tiempo), desde el colorido y desde algunos efectos especiales.
Cinta para todo público que expone a la curiosidad y la sed de conocimientos humana como motor movilizador para que pueda surgir la aventura y con ella la fantasía propia del viaje hacia un lugar recóndito del que casi nada se sabe.
Sin grandes elaboraciones desde el argumento ni loables interpretaciones artísticas, la cinta se preocupa más por deslumbrar desde la acción y desde la ocurrente ambientación para recrear los inhóspitos y misteriosos lugares y criaturas de las profundidades terrestres, factores claves para que aún hoy día este filme sea recordado como un clásico de la aventura fantástica.
En fin, en la actualidad se la puede ver con una sonrisa en el rostro porque es innegable que resulta naíf e ingenua en sus variantes, pero no por ello deja de ser una válida opción para rememorar las películas de corte fantástico que asombraban a los espectadores de otras épocas
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