viernes, 6 de diciembre de 2024

Películas del otoño 2024 "Bikeriders - la ley del asfalto"

Ambientada en los años 60, sigue el ascenso de un club de motoristas del medio oeste, "Los Vándalos". El club pasa, en el transcurso de una década, de ser un lugar de reunión para forasteros locales a convertirse en una banda más siniestra, que amenaza el modo de vida único del grupo original.

El gran mérito que consigue The Bikeriders, es devolvernos por un instante a aquel cine de la etapa dorada de Hollywood y aquellos clásicos de rebeldes que tanto nos impresionaron en dicha época. Puede ser que no llegue a ser un clásico como aquellas obras, pero sí es una película que vale cada segundo que le entregamos.

El cineasta Jeff Nichols imprime su talento para brindarnos una película que se siente en todo momento como si transcurriera en ese cine en donde se fumaba y se bebía de manera constante en cada escena que se impregna de la cultura de las motocicletas con una dirección y un guion que narra con entusiasmo el nacimiento de una cultura de inadaptados en 2024. Cuenta con personajes interpretados con cariño y con talento por parte de Hardy, Comer y Butler.

El trabajo de su reparto permite que entremos de lleno en una película que te va conquistando de manera grata a medida que vamos conociendo todo este hermoso relato que lleva en sus hombros Jodie Comer que regala una interpretación totalmente sólida y llena de matices con un personaje que sirve como la gran luz a un entorno plagado por el humo, el alcohol y los golpes. Junto a ella, Tom Hardy es impresionante con una entrega brutal a un personaje que te lleva a recordar aquellos clásicos de Scorsese desde el carisma de sus intenciones y desde el misterio de una personalidad que se va descifrando a medida que vamos descubriendo sus capas que nos van entregando uno de los mejores personajes de la película.

Párrafo aparte para Austin Butler que pese a que tiene un personaje y una interpretación algo más contenida, el actor se vuelve a consolidar como uno de los rostros emergentes más interesantes del momento que va demostrando a medida que puede que tiene una versatilidad que invita a ilusionarse con todo lo que pueda venir por delante.

El alma americana, honesta y sin complicaciones de la película, es embriagadora y difícil de esquivar que pese a que dura casi dos horas es un recorrido que transcurre rápido y sin paradas en donde poder soltarle la mano. Es una visión vívida y detallada de una subcultura poblada por auténticas almas perdidas que nos lleva a recordar esos clásicos del cine dorado con que varios crecieron o descubrieron a medida que el tiempo pasa.

Estamos en presencia de una película que, pese a todo lo bueno que entrega, tiene algo en donde no podemos contemplar la satisfacción absoluta, puede ser que ya no estamos acostumbrados a este tipo de cine, puede ser que aún no estábamos preparados para recibir una película sobre una cultura de inadaptados o simplemente quedemos con la sensación de que podíamos exigirle más recompensa a una película atrevida, hermosa y sexy como aquellas que olvidamos que existían.

De todas maneras, The Bikeriders es una tremenda película que vale darle nuestro tiempo para disfrutarla y volvernos a reencontrarnos con aquel cine que parece perdido.

The Bikeriders tiene todo el aroma del cine de antes, de cuando se podía beber y fumar sin problema delante de una cámara: accesos de violencia, sudor, suciedad, el rugido de una chopper, la utopía de una vida libre de responsabilidades y en camaradería en torno a las motos; una banda sonora estilosa para esos planos abiertos de moteros en formación (aunque tampoco es que se recree demasiado en ellos, que nadie se lleve a engaño). Lo más importante, sin embargo, no es nada de esto, sino el trabajo actoral de su trío protagonista, así como del resto de secundarios que pueblan el film.

Austin Butler, algo plano, continúa el ascenso en su carrera cinematográfica, ¡pero tiene manos de pianista para una película de moteros! Jodie Comer, con un papel mucho más trabajado, aporta luz y sensatez en ese desquiciado y violento mundo de bandas; es ella la que nos va contando la historia al tiempo que nos seduce sin que casi nos demos cuenta. Y Tom Hardy, con su Johnny, señores, nos deja la inolvidable interpretación de un personaje rudo, muy peculiar en la forma de expresarse, y con ese toque de imprevisibilidad que nos hace ponerle los cinco sentidos cada vez que aparece en primer plano.

El conjunto, en sus casi dos horas de metraje, se ve con interés y pasa en un suspiro. Nos llama la atención el modo de vida de sus personajes, te empiezan a interesar las motos incluso si nunca antes habías focalizado mucho en ellas; empatizas con sus personajes, disfrutas cada canción de la banda sonora. Estamos ante una obra muy buena a la que le falta poco para obra maestra. Le falta poco, pero algo le falta. No me pregunten qué, eso es algo que se siente aunque no se atine a explicar. En cualquier caso, cine de alto nivel para ver cerveza en mano.

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