Como siempre, sin ser ofensivo al régimen, para seguir vivo y que le dejaran publicar, el autor deja pequeñas píldoras críticas.
El segundo relato, muy corto, en el que dos profesores van a pasar el fin de semana al campo y descubren a una persona sencilla que no ve la televisión, ni va al teatro, ni lee, ni va al cine, ... Casi ni habla con otras personas porque hace su trabajo transportando madera en una balsa por el río en soledad. Sin embargo les da una lección de vida demostrando que es más Féliz que ellos.
Un elogio a la sencillez como modo de vida. También una demostración de potencia literaria demostrando con qué poco se puede transmitir mucho.
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