miércoles, 30 de junio de 2021

¡Mi niña!

Hablar de Aitana es hablar de mi mismo. Desde que nació hemos estado juntos siempre. Pero no sólo al nivel de padres e hijos. Hemos ido al parque, a la piscina, al colegio, de vacaciones, al cine, al burguer, a los cumpleaños, al pueblo,... Nada absolutamente de la vida de Aitana ha estado lejos de mi. Y eso ha sido, desde el primer día, buscado. Reconozco que he centrado mi vida y mis inquietudes y preocupaciones en ella. He sido inmensamente feliz a su lado. La he visto crecer día a día, juego a juego, emoción a emoción. La vida me ha dado la gigantesca oportunidad de vivir sin tregua ni pausa todos sus días. Y eso es impagable. ¡Y maravilloso! 
Por Aitana me he separado del mundo y de las personas porque me quitan tiempo de estar con ella. Lo he hecho queriendo y encantado. Una vez que había vivido la adolescencia y la mayoría de edad de Ana y Elena ya había que los años de que se dispone son pocos. Así que hay que aprovecharlos sin pensar en nada más. Porque no se repiten. No hay segunda oportunidad. 
Y, además, la recompensa. Aitana es cariñosa, obediente, buena, con un corazón de oro. En el colegio saca buenas notas, se porta bien y es buena niña. 
¡Estoy encantado! 

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