Como admirador de Agatha Christie y a la vez del cine, hace años que buscaba alguna película o serie que me granjease ambos placeres. Películas, haberlas las hay, pero lastimosamente la mayoría no están muy inspiradas por el espíritu de su autora, que se estaría revolviendo en su tumba. Ahora, digo ahora significando la fecha de descubrimiento de esta serie, por fin podemos los fans del detective belga disfrutar de sus casos en la pantalla. Esto se debe ante todo a la magistral actuación de David Suchet que nos muestra al Poirot de siempre (parecido al de Albert Finney en "Asesinato en el Orient Express", único film, junto con uno ruso, que se salva de la arenga anterior), con su acento, sus excentricidades, sus maneras de entornar los ojos o de mover las manos. También en el haber de la película se hallan la fotografía, que nos lleva a las distintas décadas en las que se desarrolla la acción; el vestuario, compendio iconográfico de los mismos momentos, y los actores secundarios, desconocidos en su mayoría, y que saben situarse de la forma precisa. A todo ello hay que añadir el respeto a los argumentos, lacra que parecía invencible hasta la fecha.
En fin, es una serie (aunque en las últimas temporadas los capítulos tienen la duración de un largometraje) para todo el mundo: los que gusten del misterio, disfrutarán; los que gusten de las películas de época y costumbristas, encontrarán algunas escenas encantadoras, y los demás pasarán un rato entretenido. Pero es sobretodo una serie para los incondicionales de la insigne escritora.
Poirot y Hastings se van de vacaciones a Cornwall en busca de paz y tranquilidad. Se encuentran con la señorita Nick Buckley, que vive cerca de su hotel en End House, y ella le dice a Poirot que ha tenido tres accidentes casi mortales en unas pocas semanas. Luego encuentra un agujero de bala en su sombrero, regresa con ella a End House y se ve envuelto en una compleja investigación de asesinato.
Poirot llama para ver a la dama velada del título (Lady Millicent Castle-Vaughn) en su hotel de Londres. Lady Millicent está a punto de casarse, pero un chantajista malvado llamado Lavington ha conseguido una carta de amor que escribió años antes a otro hombre. Lavington quiere veinte mil libras, y Poirot decide recuperar la carta él mismo, incluso si eso significa hacerse pasar por un cerrajero sueco.
Hastings y Poirot están jugando a Monopoly cuando Lord Pearson, el elegante presidente del Banco de Londres y Shanghai, los interrumpe. El banquero les pide que investiguen la desaparición de un señor Ling, un cliente muy valioso que antes de desaparecer había arreglado venderle a Lord Pearson un mapa que mostraba la ubicación de una mina de plata perdida hace mucho tiempo. Ling es asesinado, un joven corredor de bolsa está implicado y Poirot tiene que desenredar un complot complicado.
Poirot viaja a Cornwall, convocado por una Sra. Pengelley, quien sospecha que su esposo dentista la está envenenando porque se enamoró de su joven asistente. Desgraciadamente, Poirot encuentra a la señora Pengelley muerta a su llegada, por lo que se dispone a atrapar a su asesino.
Matthew Davenheim, un rico banquero, desaparece en un paseo desde su casa de campo hasta la oficina de correos del pueblo, y el inspector Japp de Scotland Yard es llevado al caso. Poirot, que ha desarrollado un interés en conjurar trucos, le apuesta a Japp cinco libras para que pueda resolver el misterio sin salir de su departamento.
Poirot le dice a Hastings sorprendido que decidió retirarse y sugiere que se tomen unas vacaciones en el Distrito de los Lagos. En el camino, Hastings se hace amigo de una joven a la que le falta una colección de miniaturas valiosas. El caso involucra a una famosa escritora y una hermosa mujer en un automóvil deportivo, y para alivio de los pensamientos de retiro de Hastings Poirot, pronto parecen estar muy lejos.
Un glamoroso cantante de club nocturno convertido en espía ha robado los planes de la Marina de los EE. UU. Para un nuevo submarino, y un agente del FBI llamado Burt está en Londres para atraparla. Burt descarta a Poirot como un zapato de goma, y Poirot tampoco está impresionado por el importante G-man. Poirot se ve envuelto en el caso cuando parece que los planes submarinos caerán en manos del gobierno fascista en Italia a menos que se recuperen. Cuando Poirot conoce a una joven pareja que tiene una ganga increíble en un apartamento de primer nivel, ve una conexión con el caso de espías.
Se llama a Poirot cuando el primer ministro británico y su secretario son secuestrados en Francia en su camino a una conferencia de la Liga de las Naciones, y se le da solo un día y medio para resolver el caso.
Marie Marvelle, una estrella de cine belga, recibe cartas amenazadoras de un chino que demanda su famoso diamante, la Estrella del Oeste. Marie visita a su viejo amigo Hercule Poirot en Londres, buscando su ayuda, y Poirot aborda el caso con gusto.
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