La historia continúa en el punto donde queda el álbum anterior: el profesor Tornasol, Tintín, Milú, el Capitán Haddock y el asistente de Tornasol, Frank Wolff, están a bordo de una nave espacial atómica que sale de la Tierra con destino a la Luna. Pronto, después del despegue descubren que los detectives Hernández y Fernández se han subido accidentalmente a bordo, poniendo en tensión el suministro de oxígeno. Los detectives accidentalmente apagan el motor nuclear, interrumpiendo la gravedad artificial y haciendo flotar a todo el mundo hasta que Tintín corrige el problema. Luego sufrieron una recaída de la droga de la Fórmula 14 —visto en El país del oro negro (1950)—, que provoca que su cabello crezca rápidamente en múltiples colores, pero Tornasol posteriormente administra una cura.
Haddock, que pasó de contrabando whisky, a bordo del cohete, se emborracha y toma un paseo espacial improvisado, durante la cual se convierte brevemente en un satélite del asteroide Adonis (en ese momento, el profesor Tornasol dice con humor que le dirá a la Tierra que Adonis tiene un nuevo satélite nombre de Haddock) pero Tintín es capaz de rescatarlo.
El cohete aterriza en el cráter de Hiparco y Tintín se convierte en el primer humano en pisar la Luna. Tres días después, Haddock, Wolff y Tintín toman un tanque para explorar algunas cuevas de estalactitas en dirección al cráter Ptolomeo; dentro de una cueva Milú se desliza en un abismo cubierto de hielo, pero Tintín lo rescata. Más tarde, a bordo del cohete, Tintín es abordado por un tercer polizón, el coronel Jorge. Boris —que ya apareció en El cetro de Ottokar (1939) conspirando contra el rey Muskar XII—, un espía que estaba compinchado con Wolff, el cual había sido chantajeado por una potencia extranjera para la que trabaja Jorgen. Con la ayuda de Wolff, Jorgen intenta secuestrar el cohete y devolverlo a la Tierra, pero es frustrado por Tintín a través de un sabotaje de emergencia al cortar la transmisión al motor.
Debido a la tensión en los suministros de oxígeno, la tripulación decide abandonar la mayor parte del equipo y cortar brevemente la estancia lunar. El trabajo de reparación se completa poco antes de lo previsto y el cohete queda despejado para despegar. A medio camino de la Tierra, Jorgen se escapa de sus ataduras gracias a la torpeza de los detectives y trata de matar a Tintín y los demás; Wolff busca evitarlo, y en su lucha por un arma Jorgen es asesinado. Cuando se revela que no habrá suficiente oxígeno a bordo para que la tripulación sobreviva al viaje, Wolff se sacrifica abriendo la esclusa mientras todos duermen y flotando en el espacio hasta su muerte. La tripulación cae inconsciente, pero Tintín se despierta lo suficientemente pronto para poner el cohete en piloto automático y llegar de regreso a Syldavia con seguridad.
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