Te atrapa desde el principio utilizando primorosamente el delicado recurso narrativo de escamotearle a los espectadores lo que conocen sus protagonistas, lo esencial de la trama. Así comienza un trhiller, sobre lo que parece un asesinato sin más, sofisticado técnica y argumentalmente, con unos personajes sugerentes y bien interpretados, que saben reclamar la atención del espectador. Continúa con un ritmo armonioso y vivo, desarrollando una intriga muy imaginativa, cada vez más compleja, pero llevando al espectador de la mano por todos y cada uno de sus cada vez más oscuros rincones, tratando temas tan interesantes y actuales como la manipulación, la utilización fraudulenta de la tecnología, los límites del poder, los numerosos dilemas morales que su ejercicio plantea etc.
Pero su largo desenlace no está a la altura de lo que viene prometiendo. Todo se hace demasiado engorroso, con una solución que tiene casi más recovecos que la propia trama, que necesita ser explicada con imágenes para ser entendida, otorgándole a todo un tufo de guión de laboratorio, de propuesta intelectual que deshumaniza a unos protagonistas que pierden frescura y autenticidad, con los que se acaba sintiendo menos empatía. Además introduce personajes nuevos casi fuera de tiempo, que lejos de aportar algo a la trama la hacen más confusa, que sirven más a las disyuntivas que suscita que a la propia historia que narra.
Pero su largo desenlace no está a la altura de lo que viene prometiendo. Todo se hace demasiado engorroso, con una solución que tiene casi más recovecos que la propia trama, que necesita ser explicada con imágenes para ser entendida, otorgándole a todo un tufo de guión de laboratorio, de propuesta intelectual que deshumaniza a unos protagonistas que pierden frescura y autenticidad, con los que se acaba sintiendo menos empatía. Además introduce personajes nuevos casi fuera de tiempo, que lejos de aportar algo a la trama la hacen más confusa, que sirven más a las disyuntivas que suscita que a la propia historia que narra.
*El cine de los años 70 sobre conspiraciones como fuente de inspiración
The Capture es una miniserie recomendable y muy entretenida que plantea cuestiones morales interesantes y abre un debate de fondo muy importante sobre la capacidad de manipulación de la información que recibimos. Su trama nos remitirá al cine de los años 70, donde se puso de moda el cine sobre conspiraciones con títulos como Los tres días del Cóndor (Sydney Pollack, 1975) o El último testigo (Alan J. Pakula, 1974). De esa misma época es Capricornio Uno (Peter Hyams, 1977), en la que ya se vinculaba el poder de la imagen en la creación de una mentira mediática, idea que retoma esta serie. Todos esos títulos son referentes claros de la serie.
Pero como cantaba Bob Dylan, los tiempos están cambiando. Si en la mayoría de esas películas o en otras del estilo eran periodistas los que debían destapar escándalos políticos como en Todos los hombres del presidente (Alan J. Pakula, 1976) o La Cortina de Humo (Barry Levinson, 1997), en estos nuevos tiempos, los medios de comunicación se han convertido en meros divulgadores de información que precisamente fomentan la aparición de las fake news, ya sea por sesgo ideológico o por intereses económicos.
Otro aspecto que ha cambiado el mundo es la aparición de internet y como nos interconecta a todos para que esa inmediatez en las noticias las propague como un virus, saturando nuestros dispositivos telefónicos con una cantidad ingente de información que somos incapaces de asimilar o que gestionamos desde la superficialidad mientras pausamos al youtuber de turno u ojeando los likes recibidos en alguna de nuestras publicaciones de postureo en Instagram.
*Una Red de Vigilancia Mundial
The Capture tiene mucho de ese espíritu setentero del cine conspiranoico, pero sabe situarse en nuestro tiempo y eso aún la hace más aterradora, porque aunque plantea situaciones que muchos considerarán exageradas, si se mira alrededor con un poquito de atención veremos que no se alejan tanto de nuestro entorno.
La serie plantea un mundo donde todos estamos vigilados, donde resulta casi imposible ocultarse del ojo del Gran Hermano. Y podemos seguir pensando que nuestra privacidad está a salvo mientras instalamos en nuestros dispositivos electrónicos todo tipo de aplicaciones que requieren conocer tu ubicación exacta, otras que ofrecen el reconocimiento facial en tus fotografías y otras que necesitan nuestra huella dactilar para funcionar. Todo nuestro ADN incorporado en el móvil o el ordenador.
La manipulación de la imagen
The Capture retrata a la perfección ese mundo de vigilancia absoluta con la excusa de la seguridad nacional y lo combina con los adelantos tecnológicos en el tratamiento de la imagen para su fácil manipulación con herramientas informáticas.
Lo estamos viendo en los últimos años en el cine con el impresionante avance de los efectos visuales que, por ejemplo, nos ha devuelto 35 años después a la replicante Rachael en Blade Runner 2049 (Denis Villeneuve, 2017) o la posibilidad de ver a unos actores en distintas edades sin usar maquillaje en El Irlandés (Martin Scorsese, 2019), incluso empiezan a distribuirse en páginas pornográficas vídeos manipulados donde se utiliza el rostro de alguna famosa (algo a lo que se hace referencia en la serie).
Todo eso combinado es lo que aparece en The Capture con el nombre de Corrección, una sistema de manipulación de la imagen que cambiaría nuestra manera de ver y entender el mundo.
*Una serie que va in crescendo
A The Capture le cuesta arrancar durante el primer capítulo, la presentación de los personajes es un poco apática, pero a partir del segundo episodio la historia empieza a coger ritmo y la tensión va in crescendo hasta un sexto y último capítulo que sabe cerrar a la perfección todos los frentes abiertos, lo cual no suele suceder en este tipo de series que puntualmente van sembrando potentes giros de guion.
The Capture sabe ir sorprendiendo dentro de la lógica, sin sacarse conejos de la chistera que carezcan de sentido y resulta ser una buena opción para todos los aficionados al cine de suspense e intriga que busquen una historia con material para debatir, donde todos los personajes se mueven en un concepto moral cambiante, lleno de grises, lo que los hace más interesantes.
Aunque la serie es autoconclusiva, queda una puerta abierta para realizar una segunda temporada.
*Conclusión
The Capture es una serie de intriga policíaca muy interesante sobre la manipulación de la información y sobre la construcción de un mundo donde la justicia y la moralidad son conceptos que no siempre van unidos. Son 6 episodios de 55-60 minutos, cuya tensión y emoción va in crescendo. Muy recomendable para aficionados al cine de los años 70 sobre conspiraciones y también para seriéfilos que busquen intrigas con miga y material para debatir posteriormente.
The Capture es una miniserie recomendable y muy entretenida que plantea cuestiones morales interesantes y abre un debate de fondo muy importante sobre la capacidad de manipulación de la información que recibimos. Su trama nos remitirá al cine de los años 70, donde se puso de moda el cine sobre conspiraciones con títulos como Los tres días del Cóndor (Sydney Pollack, 1975) o El último testigo (Alan J. Pakula, 1974). De esa misma época es Capricornio Uno (Peter Hyams, 1977), en la que ya se vinculaba el poder de la imagen en la creación de una mentira mediática, idea que retoma esta serie. Todos esos títulos son referentes claros de la serie.
Pero como cantaba Bob Dylan, los tiempos están cambiando. Si en la mayoría de esas películas o en otras del estilo eran periodistas los que debían destapar escándalos políticos como en Todos los hombres del presidente (Alan J. Pakula, 1976) o La Cortina de Humo (Barry Levinson, 1997), en estos nuevos tiempos, los medios de comunicación se han convertido en meros divulgadores de información que precisamente fomentan la aparición de las fake news, ya sea por sesgo ideológico o por intereses económicos.
Otro aspecto que ha cambiado el mundo es la aparición de internet y como nos interconecta a todos para que esa inmediatez en las noticias las propague como un virus, saturando nuestros dispositivos telefónicos con una cantidad ingente de información que somos incapaces de asimilar o que gestionamos desde la superficialidad mientras pausamos al youtuber de turno u ojeando los likes recibidos en alguna de nuestras publicaciones de postureo en Instagram.
*Una Red de Vigilancia Mundial
The Capture tiene mucho de ese espíritu setentero del cine conspiranoico, pero sabe situarse en nuestro tiempo y eso aún la hace más aterradora, porque aunque plantea situaciones que muchos considerarán exageradas, si se mira alrededor con un poquito de atención veremos que no se alejan tanto de nuestro entorno.
La serie plantea un mundo donde todos estamos vigilados, donde resulta casi imposible ocultarse del ojo del Gran Hermano. Y podemos seguir pensando que nuestra privacidad está a salvo mientras instalamos en nuestros dispositivos electrónicos todo tipo de aplicaciones que requieren conocer tu ubicación exacta, otras que ofrecen el reconocimiento facial en tus fotografías y otras que necesitan nuestra huella dactilar para funcionar. Todo nuestro ADN incorporado en el móvil o el ordenador.
La manipulación de la imagen
The Capture retrata a la perfección ese mundo de vigilancia absoluta con la excusa de la seguridad nacional y lo combina con los adelantos tecnológicos en el tratamiento de la imagen para su fácil manipulación con herramientas informáticas.
Lo estamos viendo en los últimos años en el cine con el impresionante avance de los efectos visuales que, por ejemplo, nos ha devuelto 35 años después a la replicante Rachael en Blade Runner 2049 (Denis Villeneuve, 2017) o la posibilidad de ver a unos actores en distintas edades sin usar maquillaje en El Irlandés (Martin Scorsese, 2019), incluso empiezan a distribuirse en páginas pornográficas vídeos manipulados donde se utiliza el rostro de alguna famosa (algo a lo que se hace referencia en la serie).
Todo eso combinado es lo que aparece en The Capture con el nombre de Corrección, una sistema de manipulación de la imagen que cambiaría nuestra manera de ver y entender el mundo.
*Una serie que va in crescendo
A The Capture le cuesta arrancar durante el primer capítulo, la presentación de los personajes es un poco apática, pero a partir del segundo episodio la historia empieza a coger ritmo y la tensión va in crescendo hasta un sexto y último capítulo que sabe cerrar a la perfección todos los frentes abiertos, lo cual no suele suceder en este tipo de series que puntualmente van sembrando potentes giros de guion.
The Capture sabe ir sorprendiendo dentro de la lógica, sin sacarse conejos de la chistera que carezcan de sentido y resulta ser una buena opción para todos los aficionados al cine de suspense e intriga que busquen una historia con material para debatir, donde todos los personajes se mueven en un concepto moral cambiante, lleno de grises, lo que los hace más interesantes.
Aunque la serie es autoconclusiva, queda una puerta abierta para realizar una segunda temporada.
*Conclusión
The Capture es una serie de intriga policíaca muy interesante sobre la manipulación de la información y sobre la construcción de un mundo donde la justicia y la moralidad son conceptos que no siempre van unidos. Son 6 episodios de 55-60 minutos, cuya tensión y emoción va in crescendo. Muy recomendable para aficionados al cine de los años 70 sobre conspiraciones y también para seriéfilos que busquen intrigas con miga y material para debatir posteriormente.
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