A la noche siguiente, el capitán Allan espera una entrega de mercancía, pero un error hace que en los paquetes vayan Tintín y Ciclón. Allan es contrabandista y los guardacostas le registran, pero antes de eso, Allan arroja a Tintín y a Ciclón al agua. Tintín pierde la pista de Ciclón y es acogido por un comandante de un pequeño barco que los deja en Arabia y Tintín se encuentra al mercader Oliveira da Figueira y a Rastapopoulos. Tintín pretende seguir la ruta del barco pero descubre que el barco se dedicaba al tráfico de armas, y decide seguir con Rastapopoulos e ir a Yabbeca, (ciudad árabe inspirada en La Meca) pero es atacado y despojado de su cantimplora. A duras penas llega a Yabbeca donde le obligan a alistarse en el ejército. Tintín descubre que el coronel tiene los mismos puros que había en la tumba de Kih-Oskh, pero es detenido por espionaje y condenado a muerte. Hernández y Fernández lo salvan pero quieren detenerle de contrabando de cocaína y de armas.
Tintín huye de Arabia y su avión se estrella en la jungla de la India, y se encuentra con Ciclón, que se ha vuelto loco. Tintín encuentra a un Búngalo en el que estaban un doctor, un célebre escritor llamado Zlotky, un pastor y un matrimonio inglés apellidado Snowball. El doctor le recomienda a Tintín llevar a Ciclón a un sanatorio. A la mañana siguiente, Ciclón se escapa y pretende acabar con Tintín porque ha sido hipnotizado por un faquir. Tintín sospecha de Zlotky y el escritor le iba revelar en jefe de la banda criminal, pero es enloquecido por Raidjajah, "el veneno que vuelve loco". Tintín también lo lleva al sanatorio pero el faquir interceptó la carta diciendo que el loco era Tintín. Tintín es encerrado pero se escapa pronto y se vuelve a encontrar a los Fernández, que siguen queriendo detenerle. Tintín se encuentra con el Maharajá de Rawhajpourtalah y le cuenta que su padre y su hermano luchaban contra el tráfico de opio y enloquecieron misteriosamente. Tintín descubre la sede de la banda de traficantes de opio y detiene a sus miembros: El coronel árabe, el secretario del Maharajá, los Snowball, el faquir y un japonés. Tintín detiene a todos menos al faquir, que escapa junto al jefe raptando al hijo del Maharajá, Tintín detiene al faquir y el jefe (que en El Loto Azul Rastapopoulos dice que él era el jefe) cae por unas peñas. Al volver, toda Rawhajpourtalah agradece a Tintín, y en el palacio descubre que la banda traficaba con opio mediante falsos puros, y llevan a los dos locos al sanatorio.
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