Cogemos el coche hasta Evora. Hace calor, pero menos que en Badajoz. Tenemos suerte y aparcamos al lado del templo romano. Después bajamos por las calles que rodean a la catedral. Es imposible disfrutar porque las niñas no hacen más que quejarse. Comida en la plaza mayor y paseo por el parque. La comida tiene su miga porque Ana pide y luego no quiere comer una ensalada porque no le convence. Termina comiéndose lo de la niña.
Al final vamos Tere y yo a buscar el coche y las recogemos. Tarde de vuelta y piscina.
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