Una temporada igual de disparatada que sus predecesoras, pero más centrada temáticamente en la idea de los dobles y lo que nos dicen sobre nosotros mismos.
Sigue firmemente arraigada en Arconia, un escenario que sigue siendo tan retorcido, intrigante y divertido como la propia serie.
Desde que supe de la existencia de Solo asesinatos en el edificio (Only Murders in the Building), tenía claro que estaba ante una serie hecha a mi medida, ya que adoro el género del suspense, y si lo aderezas con tintes cómicos y un reparto estelar, el trato está más que hecho. La crítica y el público han quedado encantados con esta producción con ecos de Woody Allen (son claras las referencias a Misterioso asesinato en Manhattan). Ojalá fuese partícipe del sentir generalizado que la proclama como una propuesta maravillosa (que ya adelanto que está muy cerca de serlo), pero hay varios contras que no me han convencido a la hora de catalogarla como tal. La premisa prometía, pero hay algo que impide a la propuesta ser redonda y estar entre lo mejor del año, pero es mejor ir por partes.
Técnicamente la serie cumple en todos y cada uno de sus capítulos, por lo que mejor centrarse en la historia, no sin antes destacar la espléndida banda sonora. Se nota el sabor añejo que destila la serie, combinándolo con un enfoque más actual que, si se me permite, considero que le resta al conjunto.
Los géneros principales son la intriga y la comedia, siendo una sabia combinación que pocas veces falla, pero los responsables abandonan ambos en no pocas ocasiones, centrándose en un drama innecesario, que hace que la serie sea inferior de lo deseado, cuando podría haber sido un divertimento alocado que dejase más huella. Y es que los mejores momentos son en los que se desmelena y no se toma en serio a sí misma, chocando cuando sí lo hace. Esa indecisión de los responsables de la serie es lo que la impide ser algo más.
Otro hándicap es que la diversión reside en los personajes de Steve Martin y Martin Short, los cuales forman un dúo sensacional. No tengo nada en contra del personaje de Selena Gómez, pero se cumple el cliché de joven enfadada con el mundo, con una subtrama que recuerda más a una serie juvenil que no a una comedia de suspense, rompiendo la vitalidad y el humor presentados hasta el momento. Cierto es que el personaje de la cantante y actriz tiene grandes momentos, pero no la dejan jugar de la misma forma que a los dos Martin.
Es obvio lo que han pretendido los responsables (combinación de géneros que contente a todo tipo de público). No es habitual que los personajes principales de una serie no estén eclipsados por los secundarios, y aquí se desaprovecha ese milagro en demasiadas ocasiones, con una colección de secundarios que no están a su altura, por mucho que se pretenda. La sensación que queda es que se quieren contar demasiadas cosas con la intención de intentar despistar al espectador, cuando se podría haber contado exactamente lo mismo en menos episodios (creo que ocho hubiese sido maravilloso).
Y aunque estemos ante una serie tan interesante como entretenida, creo que el mayor logro radica en su reparto principal, con unos Steve Martin y Martin Short pasándoselo en grande. Me alegra que ambos hayan sido recuperados (estaban muy desaparecidos), demostrando que todavía tienen mucho que decir. Si se me diese a elegir, es indudable que Short ha sido la gran revelación, eclipsando a cualquier otro intérprete del elenco, gracias a uno de los mejores personajes del año. Se les echaba de menos.
Respecto a Selena Gomez, es obvio que su fichaje está motivado por la intención de los productores de conectar y atraer a las audiencias más jóvenes, pero eso no quita que su actuación sea más que convincente, siendo un buen contrapunto de los personajes de los Martin’s. Los secundarios también funcionan, destacando a Amy Ryan, Jane Lynch o a un Nathan Lane que también pide a gritos papeles más relevantes.
En conclusión, sé que he sacado a relucir los puntos negativos de la propuesta, pero cuando te gusta mucho una producción y notas que podría haber sido mejor, es lo que te nace. Eso no me impide recomendar esta serie a todo tipo de público, siendo perfecta para los amantes de la comedia, el crimen o, simplemente, los que quieran pasar un gran rato, porque la serie es divertida, emotiva y muy disfrutable. Una propuesta tan simpática como intrigante, en la que destacan Steve Martin y Martin Short (menudo dúo).
Técnicamente la serie cumple en todos y cada uno de sus capítulos, por lo que mejor centrarse en la historia, no sin antes destacar la espléndida banda sonora. Se nota el sabor añejo que destila la serie, combinándolo con un enfoque más actual que, si se me permite, considero que le resta al conjunto.
Los géneros principales son la intriga y la comedia, siendo una sabia combinación que pocas veces falla, pero los responsables abandonan ambos en no pocas ocasiones, centrándose en un drama innecesario, que hace que la serie sea inferior de lo deseado, cuando podría haber sido un divertimento alocado que dejase más huella. Y es que los mejores momentos son en los que se desmelena y no se toma en serio a sí misma, chocando cuando sí lo hace. Esa indecisión de los responsables de la serie es lo que la impide ser algo más.
Otro hándicap es que la diversión reside en los personajes de Steve Martin y Martin Short, los cuales forman un dúo sensacional. No tengo nada en contra del personaje de Selena Gómez, pero se cumple el cliché de joven enfadada con el mundo, con una subtrama que recuerda más a una serie juvenil que no a una comedia de suspense, rompiendo la vitalidad y el humor presentados hasta el momento. Cierto es que el personaje de la cantante y actriz tiene grandes momentos, pero no la dejan jugar de la misma forma que a los dos Martin.
Es obvio lo que han pretendido los responsables (combinación de géneros que contente a todo tipo de público). No es habitual que los personajes principales de una serie no estén eclipsados por los secundarios, y aquí se desaprovecha ese milagro en demasiadas ocasiones, con una colección de secundarios que no están a su altura, por mucho que se pretenda. La sensación que queda es que se quieren contar demasiadas cosas con la intención de intentar despistar al espectador, cuando se podría haber contado exactamente lo mismo en menos episodios (creo que ocho hubiese sido maravilloso).
Y aunque estemos ante una serie tan interesante como entretenida, creo que el mayor logro radica en su reparto principal, con unos Steve Martin y Martin Short pasándoselo en grande. Me alegra que ambos hayan sido recuperados (estaban muy desaparecidos), demostrando que todavía tienen mucho que decir. Si se me diese a elegir, es indudable que Short ha sido la gran revelación, eclipsando a cualquier otro intérprete del elenco, gracias a uno de los mejores personajes del año. Se les echaba de menos.
Respecto a Selena Gomez, es obvio que su fichaje está motivado por la intención de los productores de conectar y atraer a las audiencias más jóvenes, pero eso no quita que su actuación sea más que convincente, siendo un buen contrapunto de los personajes de los Martin’s. Los secundarios también funcionan, destacando a Amy Ryan, Jane Lynch o a un Nathan Lane que también pide a gritos papeles más relevantes.
En conclusión, sé que he sacado a relucir los puntos negativos de la propuesta, pero cuando te gusta mucho una producción y notas que podría haber sido mejor, es lo que te nace. Eso no me impide recomendar esta serie a todo tipo de público, siendo perfecta para los amantes de la comedia, el crimen o, simplemente, los que quieran pasar un gran rato, porque la serie es divertida, emotiva y muy disfrutable. Una propuesta tan simpática como intrigante, en la que destacan Steve Martin y Martin Short (menudo dúo).
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