Segunda historia. Comienza donde terminó la primera. El protagonista, herido y con la mano imposibilitada es acogido en un pueblo de una secta. Pero hasta llegan a buscar refugio una banda de atracadores de bancos. Y todo se convierte en problemas. Al final, con la ayuda de varios del pueblo, consiguen derrotarlos. Una constante, el pistolero se ve arrastrado a la espiral de violencia por lealtad al hombre que lo acoje. ¡El honor ante todo!
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