La película está bien hecha y los giros del guión se antojan creíbles (dentro de la imposibilidad de la historia). Se añade una nueva protagonista femenina en Emilia Clarke, aprovechando el tirón de Juego de Tronos. Pero todo suena a trillado.
Es un buen entretenimiento, sin más. Quizá estemos ante un intento de Arnold Schwarzenegger para terminar de una vez por todas con la saga de la manera más digna posible. Y de paso dar un giro que se antoja definitivo.
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