No es el general protagonista del golpe de Estado de 1981, es un periodista gallego que ha ejercido de corresponsal de guerras y otros entuertos. Aunque que en este libro lo que hace es un viaje a lo largo de la línea divisoria entre EEUU y Méjico.
La historia avanza entre comentarios más o menos acertados sobre la injusticia de separar gentes y mundos que, a la larga, se necesitan mutuamente. Cada capítulo nos cuenta una historia ambientada en dos ciudades de las muchas que hay enfrentadas a lo largo de la línea. Son historias de personas, tanto mejicanos que quieren mejorar su vida en Méjico, como de los que quieren pasar, como de los que ya han pasado, como de los que ya están establecidos en Estados Unidos. También nos cuenta alguna historia de estadounidenses que viven en la frontera enfrentados a la dicotomía de defender los intereses que dicta el Gobierno con sus impresiones a pie de calle tratando con los inmigrantes. No es lo mismo defender una política desde un despacho que tratando con personas que están sufriendo e incluso muriendo sobre el terreno.
Está bien, pero no es nada del otro mundo. Debería ser un libro que impacta y te deja huella, porque el argumento se presta a ello. Sin embargo, se queda ahí. No está mal, pero tampoco está bien.
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