Así, la surafricana se limita a lucir sus minitrapos de Barbie futurista y morenaza (atención al brutal, pero suponemos que incomodísimo, pijama casual), a cazar una mosca con las pestañas (de los pocos detalles de la fiera y dominatrix Aeon original) y a hacer equilibrios a lo «Circo del sol» en la hierba junto a su amiga de cuatro manos. Lo peor es que Karyn Kusama desperdicia su talento demostrado en «Girlfight» en este desangelado espectáculo, a ratos mero spot de cosméticos, que encima sirve para la autohumillación de actorazos como Frances McDormand (clavada al malo de «Los increíbles») y Peter Poslethwaite, con más cara de galápago embalado que nunca, el pobre. Por cierto, ¿por qué, si en el futuro se clonan personas como quien hace sándwiches a la plancha, siguen teniendo armas del jurásico siglo XX?
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