Ninguna de las situaciones es extresante, por lo que el ritmo es reposado y cansino. Se antoja una serie para relajarse más que para disfrutar. Además la relación que se va insinuando con el jefe de policía no acaba de arrancar y sólo al final del último episodio se intuye que puede llegar a más.
No es ninguna maravilla de serie. Pero pasa como con la de veterinarios, sin estridencias permite pasar un rato agradable en su visionado.
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