El sábado comemos pronto y nos vamos al pantano de Casares. Hoy hace más frío que el miércoles con lo que la niña sólo puede mojar los pies. Aún así aprovecha a construir una pequeña presa que llena de agua que se escapa por un cauce de río que está permanentemente arreglando. Yo aprovecho para dar un paseo y hacer fotos por la orilla. Después damos en coche la vuelta al pantano. Tiene partes que parece que estás en el mar recorriendo una línea de costa con acantilados. La verdad es que el valle es precioso y espectacular. Aprovechamos el regreso para entrar a ver el pueblo que queda a la derecha de la carretera por un pequeño desvío que cruza un minúsculo desfiladero. Como anécdota comentar que han decorado la piedras a la orilla de la carretera como si fueran setas. Paramos en La Robla a montar en la tirolina, pero hace frío y estamos poco rato.
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