Thriller nórdico de investigación policial, sobre una serie de crímenes que se dan en la pequeña y remota localidad sueca de Are. Atesora bastante esencia y label de autenticidad, especialmente por su narrativa, naturaleza de sus personajes y, la ambientación y localización de los hechos, con esa advertencia de la naturaleza que es el invierno sueco.
Las pesquisas policiales corren de la cuenta de sus dos protagonistas principales. La detective de la policía de Estocolmo, en calidad de excedencia, Hanna Ahlander a la que da vida Carla Sehn. Por otro lado, el detective de la policía local Daniel Lindskog, al que da vida Kardo Razzazi.
Lo cierto es que las interpretaciones son bastante solventes, de las que cabría destacar la buena química entre Carla Sehn y Kardo Razzazi.
Bien, se ve con facilidad y la trama se sigue de la misma forma. Una historia clásica y un guion que no ofrece demasiadas sorpresas. No es el noir escandinavo propenso a giros rocambolescos de 360 grados, al estilo de las adaptaciones de Harlan Coben.
Está ambientada en lo más crudo del invierno sueco. Su ambiente de paisajes nevados, escasez de luz., viento gélido y carreteras llenas de nieve, nos acompaña durante los cinco episodios de investigación policíaca.
Llama la atención lo acostumbrados que están sus habitantes a este ambiente tan hostil. Se mueven en él con naturalidad. El realismo de las situaciones y los escenarios es lo que más me ha convencido.
La primera historia se cuenta en los tres primeros episodios. Esto sorprende, e incluso decepciona, si esperabas una trama de cinco episodios. La otra historia, que no está relacionada con la anterior, se cuenta en los dos últimos.
Los personajes principales son Hanna Ahlander (Carla Sehn) y Daniel Lindskog (Kardo Razzazi). Hanna es una policía de Estocolmo que se encuentra de excedencia. Está investigada por asuntos internos debido a un error. Decide unirse a la policía de Are, cuando se entera de que una chica del pueblo ha sido asesinada. Daniel es el detective local que lleva el caso. Es el típico policía que dedica mucho tiempo a su trabajo y descuida su relación de pareja. Además acaba de tener un bebé. Mil veces visto. Si tuviera problemas con el alcohol ya sería 10.000 veces visto.
Los dos protagonistas tienen una relación de creciente afecto. Ella en su exilio se encuentra bastante sola y Daniel le da el apoyo que necesita.
Las tramas no se caracterizan por su originalidad, pero el seguimiento de las distintas pistas mantiene el interés. En ambos casos resulta difícil anticipar el final antes de que llegue la pista clave.
Llama la atención lo acostumbrados que están sus habitantes a este ambiente tan hostil. Se mueven en él con naturalidad. El realismo de las situaciones y los escenarios es lo que más me ha convencido.
La primera historia se cuenta en los tres primeros episodios. Esto sorprende, e incluso decepciona, si esperabas una trama de cinco episodios. La otra historia, que no está relacionada con la anterior, se cuenta en los dos últimos.
Los personajes principales son Hanna Ahlander (Carla Sehn) y Daniel Lindskog (Kardo Razzazi). Hanna es una policía de Estocolmo que se encuentra de excedencia. Está investigada por asuntos internos debido a un error. Decide unirse a la policía de Are, cuando se entera de que una chica del pueblo ha sido asesinada. Daniel es el detective local que lleva el caso. Es el típico policía que dedica mucho tiempo a su trabajo y descuida su relación de pareja. Además acaba de tener un bebé. Mil veces visto. Si tuviera problemas con el alcohol ya sería 10.000 veces visto.
Los dos protagonistas tienen una relación de creciente afecto. Ella en su exilio se encuentra bastante sola y Daniel le da el apoyo que necesita.
Las tramas no se caracterizan por su originalidad, pero el seguimiento de las distintas pistas mantiene el interés. En ambos casos resulta difícil anticipar el final antes de que llegue la pista clave.
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