La serie se centra en el detective principal y su equipo, en su día a día y en sus preocupaciones, sus miedos y el desastre moral que produce el caso. Curiosamente no llegamos a ver nunca al asesino ni el asesinato. Acertadamente no vemos nunca más que la visión de los detectives y la de la familia de la víctima. Se toma partido para mostrar a las víctimas (familiares y policías encargados del caso), no para mostrar los sentimientos (ni siquiera el aspecto) del monstruo.
El ritmo lento nos conduce a ver y pensar como los investigadores. Es tan lento que nos da la impresión de vivir los seis meses de investigación tal y como lo vivieron.
Muy buena
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